(Jn 16, 7)
Señor Jesús, aquí estamos esta noche, en oración, porque queremos velar contigo. Queremos estar junto a Ti. Queremos darte gracias. queremos sentir tu amor, como cuando nos acercamos a una hoguera, queremos amarte, queremos aprender a amar, y cuando mejor que hoy, día del Amor fraterno.
Es momento de admiración, de sobrecogernos, de contemplar el eco de tus palabras desconcertantes y alentadoras a la vez. De experimentar nuestra debilidad y ver de cambiar nuestra mente y corazón.
Tú nos has amado. Nos has dejado tu Espíritu; valedor le llamas Tú, porque es nuestra ayuda y fortaleza. Espíritu de verdad, porque nos introduce en la verdad plena y nos con-vence de cuánto nos ama el Padre.
Aún tenemos grabada en la retina la imagen de esta tarde lavándonos los pies. ¡Que seas Tú nuestro único Señor!. Así podremos ser fieles en las pruebas, adquiriremos lucidez y sabiduría. Que seamos como Tú imágenes de Dios servidor y misericordioso.
El Espíritu nos hará comprender el alcance de tus Palabras. Te oímos decir: “Os conviene que yo me vaya” Esto nos desconcierta y tu sigues diciendo: “Sólo así podrá venir El, y El os guiará hasta la verdad plena”. El os hará capaces de saber lo que tenéis que hacer en cada situación nueva; El os hará capaces de acoger lo nuevo, El os llenará de creatividad para colaborar en la Nueva Creación. Podremos hacer tus obras e incluso mayores en las situaciones donde Tú nos coloques. Percibiremos en la Cruz signos de resurrección.
Llega la hora de glorificar tu nombre, la hora del alumbramiento y como la mujer cuando llega su hora, sentimos angustia, necesitamos tu Espíritu. Nos pides que seamos adultos en nuestros criterios (1 Cor 14, 20) y somos tan infantiles como Samuel, aún no distinguimos tu voz que resuena en la noche y nos quedamos perplejos (1 Sm 3, 1-9). No sabemos dar al Cesar lo que es del Cesar y a ti lo que es tuyo. Danos la sabiduría para saber lo que es grato a tus ojos y la fuerza que nos sostenga entre la espada de tu voluntad y la pared del mundo.
UN POCO DE FE (IXCIS, Teselas de luz y barro).
No, no necesito más,
no necesito más, sólo fe.
No, no necesito más
para andar sobre los mares,
que un poco de fe.
Vivo en la contradicción
de no andar por tus caminos,
aunque sé que es lo mejor.
No, no hago caso, me resisto,
no ahondo, me despisto.
Ni siquiera sé quién soy.
Que tu luz me ayude
a ver el sendero que he de andar,
para llegar a mi verdad.
Hazme, Padre, comprender
que nada es imposible.
Puedo volver a nacer.
No, no necesito más,
no necesito más, sólo fe.
No, no necesito más
para andar sobre los mares,
que un poco de fe.
Vivo en la contradicción
de no ver a mis hermanos,
y me encierro en mi yo.
Lucho, me canso y desisto,
no me encuentro a mí mismo,
y me siento aún peor.
Que tu luz me ayude
a ver el sendero que he de andar,
para llegar a mi verdad.
Hazme, Padre, comprender
que nada es imposible.
Puedo volver a nacer.
No, no necesito más,
no necesito más, sólo fe.
No, no necesito más
para andar sobre los mares,
que un poco de fe.
No, no necesito más,
no necesito más, sólo fe.
No, no necesito más
para andar sobre los mares,
que un poco de fe.
eXELENTE... GRACIAS POR LA FACILITARNOS LA LETRA
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