Juan 1, 1-18
En el principio ya existía la Palabra
El verdadero Dios es un Dios que se comunica. Desde siempre, desde toda la eternidad, Dios se ha comunicado, porque no es un Dios solitario sino una comunidad, una Trinidad. Comunicarse pertenece a la esencia misma de Dios.
Y desde que existe el ser humano, Dios se ha comunicado también con él. No sólo se comunicó a través de los profetas, sino que también, en el corazón de cada mujer y de cada hombre, Dios buscó la manera de hacer oír su voz, su Palabra. La Palabra era la luz verdadera que alumbra a todo hombre. Finalmente, Dios quiso mezclarse con nosotros en nuestro mundo, en nuestra misma vida, para comunicarse con nosotros en una cercanía total. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros. Esto es lo que estamos celebrando en Navidad. Por eso, a la hora de dar un nombre al Hijo de Dios hecho hombre, el evangelio de Juan lo llama la Palabra. Dios es Palabra, Dios es comunicación. Que es lo que más necesitamos todos: escuchar una palabra que suene a cercanía, a amor y comprensión. Esto es Jesús, el Hijo de Dios, Palabra de amor de Dios mismo.
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