Parroquia La Milagrosa (Ávila)

jueves, 9 de abril de 2015

Experiencia de transformación (2º Domingo de Pascua)


Dichosos los que crean sin haber visto
(Juan 20,19-31)

Encontramos este domingo a los discípulos cerrados a cal y canto, han perdido su imagen de seguidores, han tocado fondo, se han dejado dominar por el miedo... Pero la presencia del Resucitado en medio de ellos les lleva a recuperar el sentido de sus vidas: perdón, paz, alegría, amistad, confianza... y la experiencia de una transformación. Sienten una nueva posibilidad de vida. A primera vista, parece que la realidad sigue siendo la misma, pero en el encuentro con el Resucitado los hechos cobran un significado diferente.

Todos los ámbitos de la vida se transforman por medio de la resurrección. La resurrección es la plenitud del amor -María Magdalena-, de la fe -Tomás- y es también la transformación de nuestra vida diaria. Pero lo tuvo complicado Tomás porque no era fácil creer entonces; igual que no es fácil creer en nuestra sociedad actual. 

La fe supone mucho más que expresar la conformidad con una serie de proposiciones y doctrinas, la fe exige confianza. Pero vivimos en una época de desconfianza. Nuestra cultura nos forma para ser personas desconfiadas. Podríamos decir que estamos pasando por una crisis de confianza. 

Necesitamos testigos que nos desafíen a confiar y asumir riesgos. Necesitamos testigos valientes, personas que den testimonio de nuestro destino definitivo, de Dios. Necesitamos no dejar de ayudamos los unos a otros a seguir adelante.

Para creer juntos necesitamos estilos de comunidades como las que nos describe la primera lectura. Estas comunidades surgen cuando llevados por el Espíritu de Jesús, se establece una relación fraterna hasta llegar a poner todo en común. 

La presencia del Resucitado en esas comunidades se manifiesta en el perdón de los pecados, en la capacidad de superación que Dios nos ha regalado. Comunidades así son posible porque en Jesús, Dios derrotó todo cuanto destruye a una comunidad; y con la resurrección hizo visible ante el mundo una comunidad sorprendentemente renacida.

Maricarmen Martín 
Fuente

¿Quién, si mira atrás, no reconoce haberse vuelto un poco más escépticos? Tal vez se nos olvido creer y solo nos queda buscar desde la oscuridad o desde la duda. O, por qué no arriesgarse a recuperar la experiencia de transformación que nos llevó a seguir al que anduvo sobre la mar, el mismo que resucitó el Padre.

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