Parroquia La Milagrosa (Ávila)

martes, 29 de septiembre de 2015

¿Marxista yo?


El Papa Francisco llega hoy a Estados Unidos, un país en el que han surgido algunas voces en contra, acusándole de defender posiciones marxistas en economía. ¿Es realmente así?

«El Papa Francisco no es marxista, ni lo ha sido Juan Pablo II, ni los otros Pontífices. Ni tampoco han sido liberales. Esto se dice porque se desconoce la doctrina social de la Iglesia de la Iglesia. Y también porque se desconoce el marxismo, porque las políticas sociales no son exclusivas del marxismo; hasta el propio liberalismo ha ido reformándose adoptando nuevos parámetros sociales», señala José Manuel Aparicio, profesor de Moral Social en la Universidad Pontificia Comillas.

El Papa no tiene un pensamiento marxista «porque no parte de una concepción materialista de la vida. Puede haber conexiones en materia social, pero hay una diferencia radical e insalvable: el marxismo fuerza los cambios desde arriba; la Iglesia apela a la conciencia», señala.

Además, el Papa «no es dialectico. Para él, la revolución no es el motor del cambio social, sino que lo es la evolución de la conciencia. En un escenario de crisis es fácil que surjan voces revolucionarias que busquen un cambio inmediato, pero la Iglesia parte de una apuesta de evolución, no del uso de la fuerza, apostando por la educación más que por la lucha de clases. Esto no significa inmovilismo, sino que el cambio social venga por otras vías, no por la dialéctica de la lucha, porque el enfrentamiento social es siempre un peligro».

También pasó con Juan Pablo II

José Manuel Aparicio recuerda que «a Juan Pablo II también se le acusó de marxista». Pero la diferencia es que, «en economía, el Papa Francisco no ha realizado una aportación demasiado novedosa y sistemática. Lo que sí posee es un tono provocativo que está siendo muy fértil, pero sus titulares sólo se pueden explicar desde el magisterio que ya conocemos: Sollicitudo rei socialis, Rerum novarum, Caritas in veritate…»

El Papa Francisco, en realidad, «no ha marcado una línea distinta. Incluso diría que, analizando los contenidos de sus pronunciamientos, se puede decir que es extraordinario desde un punto de vista pastoral, pero hasta ahora no ha realizado un desarrollo de una doctrina concreta dentro de la DSI. Ni siquiera lo ha intentado. En Evangelii gaudium hay una sección en la que se habla de economía, pero en un tono profético, no sistemático. El Papa no ha elaborado una teoría económica propia. Ni siquiera es necesario», afirma el profesor de la Universidad Pontificia de Comillas.

Lo que asusta del Papa

¿Qué es entonces lo que asusta del Papa cuando habla de economía? José Manuel Aparicio señala que lo más relevante de la aportación del Papa Francisco es el concepto de redistribución: «En los sistemas actuales, la redistribución directa está aceptada a través de los impuestos y gravámenes. Pero la DSI pone la exigencia en la redistribución indirecta: limosna, austeridad, opción por los pobres… Es decir, dejarlo no sólo al arbitrio del Estado, sino de la conciencia personal. Esto genera cierto estupor, y supone un reto muy fuerte para particulares e instituciones, incluso para las propias comunidades cristianas».

«El Papa habla en términos de austeridad y redistribución de lo superfluo. Nos está llamando a un estilo de vida fuera del consumismo, ajustado a las necesidades y proponiendo también la redistribución de lo que consideramos superfluo. Cuando el Papa dice que esta economía mata, está denunciando que vivir fuera de los márgenes de lo necesario supone que luego no queda nada para redistribuir», concluye.


Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Fecha de publicación: 22 de Septiembre de 2015
Fuente: alfa y omega

VIAJE CON FRANCISCO: ATRAVESANDO LOS MUROS DEL CONGRESO DE EEUU


by Ecupres Grano de Arena attac-informativo@list.attac.org
Rosa Miriam Elizalde
Desde Washington. Nueva York

Todo comenzó cuando el Fiat negro llegó a la puerta del Congreso de los Estados Unidos y Francisco se perdió tras el umbral del Capitolio. Al verlo, tengo la impresión de que no entra al edificio imponente que es –desde hace meses con la cúpula cubierta por unas prótesis de metal-, sino a una caverna, a una cripta resguardada por pesadas paredes de piedra.

La cámara lo sigue cuando traspasa el umbral y el Papa argentino hace historia como el primer pontífice católico que viene al Congreso de Estados Unidos. Es comprensible que algunos legisladores estén muy emocionados por ello y en primer lugar, el Speaker del legislativo estadounidense, John A. Boehner, quien cursó la invitación a su Santidad para que visitara este sitio.

Boehner es católico practicante y lloró abiertamente mientras recibía a Francisco y luego, cuando el Papa terminó su discurso y se asomó al balcón de la terraza oeste para ofrecer unas breves declaraciones a las decenas de miles de personas, la mayoría inmigrantes, que se reunieron frente al Capitolio. Otro católico prominente, el vicepresidente Joseph R. Biden Jr., estuvo de pie estoicamente todo el tiempo en que el Obispo de Roma ofreció su discurso.

Eso es lo que se ve, pero hay una historia soterrada en este escenario o al menos pasa a un segundo plano, sepultada por los miles de titulares que despacha el discurso y las poderosas imágenes del Papa yendo y viniendo por Washington y luego Nueva York, con transporte en helicóptero incluido.

La visita al Capitolio está precedida por una batalla interna bastante sui géneris para facilitar la visita del pontífice y ahorrarle situaciones incómodas a quien suele hablar claro sobre los problemas del mundo –el drama de los inmigrantes y refugiados, la depredación del planeta, la tenencia de armas, la pena de muerte, el culto al dinero y otros asuntos que en un lugar como este, con un altísimo por ciento de conservadurismo por metro cuadro, es como mentar la soga en la casa del ahorcado. El Congreso de los Estados Unidos, como sabemos muy bien los cubanos, es célebre por aprobar bombardeos o imponer medidas que están en las antípodas de la prédica de Francisco, como el bloqueo contra Cuba.

La comidilla entre los periodistas que reportamos esta visita es que, para asegurarse de que nadie en la Cámara o el Senado se expresara de forma belicosa o demasiado efusiva, el líder de los demócratas y el de los republicanos enviaron a sus miembros una carta, en la que se advertía firmemente que no podían tocar al Papa. “Por respeto a la agenda del Papa y la expectativa de una conducta oportuna, respetuosamente solicitamos que nos ayude absteniéndose de apretones de manos y de darle conversación a lo largo del pasillo central”, dice el mensaje que llegó a cada congresista, firmado por su respectivo líder: el de la mayoría del Senado, Mitch McConnell (Republicano), el de la minoría del Senado, Harry Reid (Demócrata), el presidente de la Cámara, John Boehner (R), y la líder de la minoría Nancy Pelosi (D).

“Aunque la carta que distribuyeron desalienta a miembros del Congreso para que no intenten ninguna payasada con el Papa, los líderes del Congreso aparentemente están preocupados por el comportamiento de los legisladores”, afirmó CBS News en la víspera del discurso del Papa. La cadena noticiosa también develó que los líderes de ambos partidos, provisoriamente, reclutaron a sus miembros mejor portados para sentarlos en los asientos del pasillo por donde hizo su entrada Francisco.

En otras palabras, este día también se recordará como histórico porque el Congreso operó con unas reglas diferentes a las habituales. Intercalaron a los congresistas de ambos partidos para evitar que se noten los aplausos divididos entre republicanos y demócratas. También, le leyeron la cartilla especialmente a algunos congresistas, entre ellos a Ileana Ros-Lehtinen de Florida, para que se ahorraran cualquier escándalo. La información es confiable, me confirman. La fuente es el analista David Hawkings, autor de un blog especializado en temas del Congreso. Él asegura que estuvieron prohibidos los selfies y los flash de las cámaras. Los aplausos estuvieron bienvenidos y de hecho fueron, sino un récord, al menos un magnífico average: hubo 37 ovaciones, de ellas 8 con los congresistas de pie.

Como el horno no estaba para galleticas, los candidatos presidenciales republicanos de ascendencia cubana que no han ocultado sus críticas al Papa –como Marco Rubio y Ted Cruz-, se llamaron a capítulo y cuando fueron alcanzados por las cámaras, expresaron satisfacción por el discurso del Papa. No dijeron nada sobre la alusión indirecta en el discurso al tema del restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, que el pontífice elogió con palabras meditadas y justas, una aprobación destinada más al Presidente Obama que al Congreso estadounidense. Valdría la pena recordarlas:

En tal perspectiva de diálogo, deseo reconocer los esfuerzos que se han realizado en los últimos meses y que ayudan a superar las históricas diferencias ligadas a dolorosos episodios del pasado. Es mí deber construir puentes y ayudar lo más posible a que todos los hombres y mujeres puedan hacerlo. Cuando países que han estado en conflicto retoman el camino del diálogo, que podría haber estado interrumpido por motivos legítimos, se abren nuevos horizontes para todos. Esto ha requerido y requiere coraje, audacia, lo cual no significa falta de responsabilidad.

Si Marco Rubio y Ted Cruz hubieran soltado sus habituales andanadas de odio contra el gobierno cubano, no solo habrían roto las normas de buena conducta, sino que les habría descontado una buena porción de votos de sus futuros electores encantados con Francisco. Él no solo fascinó a la mayoría de los congresistas, sino a los estadounidenses “de la periferia”, fundamentalmente a los inmigrantes que son millones en este país -de ellos 11 millones indocumentados-, que sienten que el Papa Francisco ha oxigenado a la Iglesia.

El oxígeno en gran parte se debe a la coherencia del Papa Francisco, que hace lo que dice y tiene el valor de no cambiar su discurso para alegrar las orejas conservadoras, por muy poderosas y congresionales que sean.

De modo que cuando traspasó la puerta de piedra del Capitolio, Francisco se adentró en un ambiente educado por un enérgico llamado a la disciplina, que evitaba a toda costa la posibilidad de una mala prensa frente al líder espiritual más célebre del planeta. La buena noticia fue la sincera admiración que demostraron muchos congresistas después de la intervención del monarca de la Iglesia Católica. La mala, el cinismo expresado por algunos otros, una vez concluida la ceremonia.

Rebecca Leber, redactora del diario conservador The New Republic, no demoró en demostrar su escepticismo: el llamado de Francisco para la acción sobre el cambio climático no es probable que conduzca a un cambio en la política de los Estados Unidos o de otros lugares. “No hay duda de que el líder religioso de 1,2 mil millones de personas es tan potente como un portavoz del movimiento climático podría esperar. Sin embargo, en la vida real el ‘Efecto Francisco' – como los medios lo han llamado – apenas coincide con la realidad. Hay poca evidencia de que su mensaje está llegando a todo el que no cree que el cambio climático es un problema. Cuando se trata del clima, al parecer, el partidismo y la ideología son fuerzas más potentes que la fe”.

Mateo Schmitz, el editor adjunto de FirstThings, una revista religiosa publicada por el Institute for Religion, Culture, and Public Life, predice que “la historia de amor de los medios con Francisco, al igual que con Juan Pablo II, llegará a su fin”. La razón, a su juicio, es en parte porque Francisco tiene “una predilección por determinados grupos perturbadores”. Pero el que le puso la tapa al pomo fue el Senador SheldonWhitehouse, demócrata por Rhode Island, que no había salido aún del Capitolio cuando declaró que sus colegas republicanos escucharían más al Papa si este tuviera un Super-Pac (un grupo que les regale millones de dólares para ejecutar las políticas).

Esto no debe sorprender a Francisco. Es más, sospecho que lo esperaba, porque salió por la puerta del edificio del Congreso, abordó su Fiat 500L –que parece de juguete junto a los carros blindados del Servicio Secreto- y partió a toda velocidad hacia el Centro Caritativo de la Parroquia de St. Patrick, para almorzar con más de 200 personas que viven en las calles de Washington. Allí estaba en su ambiente.

Lo vimos llegar hasta una enorme carpa blanca y convertirse en el centro de una escena que parecía la recepción para una boda: mesas redondas vestidas con manteles azules, sobre las que había flores amarillas y blancas, servilletas, platos de cristal y cubiertos en toda regla. El menú sobrio y apetitoso. Los invitados, hombres y mujeres que viven en refugios sostenidos por la Iglesia: alcohólicos, drogadictos o ex drogadictos, enfermos mentales, víctimas de la violencia doméstica…

The New York Times conversó con uno de ellos, de apellido Grey, que dijo estar en un refugio porque estaba ahorrando para alquilar un hogar. No habló mucho más acerca de por qué no tiene casa. El hombre, en realidad, quería hacerle una pregunta al periodista: “¿Francisco vino hasta aquí para ver a los homeless? Eso es muy extraño, un monarca que viene a ver a las personas sin hogar.” Cuando el Times le preguntó qué pensaba sobre el significado de ese gesto, el señor lo pensó por un momento y luego dijo: “Esto significa que me está perdonando, al igual que Dios.”

Dos nombres extraños

Una colega me llama la atención sobre algo curioso: Bergoglio menciona en el Congreso a cuatro figuras de los Estados Unidos, pero solo se detalla la biografía de dos de ellas en los documentos que reparte el Vaticano antes del discurso en el Capitolio.

“Los cuatro fantásticos”, como los llama el vaticanista John Allen Jr, son el presidente Abraham Lincoln; el líder de los derechos civiles Martin Luther King Jr.; el monje trapense y escritor Thomas Merton, y la activista social Dorothy Day. Es como si dijeran que los dos primeros son harto conocidos y lo otros, puestos en un mismo altar por el Papa, son unos perfectos desconocidos para muchos, empezando por los legisladores estadounidenses.

Quienes conocen sus biografías aceptarán como cosa extraordinaria la intrépida mención de Day y Merton en ese discurso del Papa en particular y en el contexto en que fue dicho. No son dos figuras cualesquiera. Ella fue una laica benedictina consagrada a la defensa de los pobres, que además se divorció, admitió haber abortado, escribió en la revista The Masses –célebre publicación de la izquierda estadounidense donde colaboró John Reed y otros grandes del periodismo, sus compañeros de militancia política- y además, visitó a Cuba y simpatizó tempranamente con Fidel Castro y la Revolución. Es conocida como La Radical Piadosa.

Por su parte, Merton se opuso a la guerra de Estados Unidos en Vietnam, a la violencia de cualquier signo, a las armas nucleares. Tenía la misma predilección, que Francisco, por las “criaturas de la periferia”. Y un dato adicional: fue mentor de Ernesto Cardenal y de CintioVitier*.

Tengo la certeza de que si le hubiera alcanzado la vida para ver a Francisco en el Congreso recordándole a los congresistas estadounidenses quién fue Thomas Merton, Cintio habría sido el hombre más feliz de la Tierra. A él le escuché muchas veces hablar del monje con devoción y dolerse de su muerte, acontecida en circunstancias absurdas –se electrocutó con un ventilador. He buscado en la memoria digital y encontré una carta que le escribiera al autor de Ese sol del mundo moral y que es muy probable que el Papa no conozca. Con esto cierro por hoy:

Es raro –le dice Merton a Cintio, en carta  del 7 de diciembre 1962-, pero tengo muchos amigos latinoamericanos, porque sólo así puede uno ser ‘americano' de veras: es decir renunciando a ser únicamente ‘estadounidense', lo que sería un destino miserable. Pues de eso vienen tantos problemas: del hecho de que tanta gente aquí sea provincial e ignorante, y no pueda entender lo que pasa allá (en Cuba).+ (PE)
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*Este viernes Cintio, que murió en el 2009, habría cumplido 94 años. Vaya el homenaje a su memoria.

domingo, 27 de septiembre de 2015

Acción de gracias (San Vicente de Paúl)


En torno al alar, en el templo parroquial de La Milagrosa, una mañana de sol cálido en Ávila, la Familia Vicenciana junto a la comunidad parroquial celebramos la vida y santidad de Vicente de Paúl y dimos gracias por el regalo de su carisma que ya es patrimonio espiritual de todos los que seguimos las huellas del maestro inspirados por Mateo 25 y Lucas 6.




Un símbolo de vida nos acompañó toda la celebración. Una planta doméstica que comenzó pequeña, como el grano de mostaza, pero que ahora tiene el vigor suficiente para acoger en sus ramas a las asociaciones y congregaciones fundadas o inspiradas en el siervo de los pobres.


En la acción de gracias, algunos miembros de cada rama fueron presentando quiénes son, qué hacen y que esperaran. Teníamos motivos para elevar uno y varios cantos: a punto de llegar a los 400 años desde que el Señor Vicente agrupó y coordinó a unas familias para asistir a otras que lo necesitaban; el cien aniversario de la AIC; todo un año previsto para fomentar y favorecer la colaboración de todos los vicencianos para bien y desarrollo integral de todos los excluidos.

Lo que caracteriza las "ofertas" de san Vicente sobre cómo responder a la realidad de la pobreza tienen cierta carga de horizonte utópico, pues son un esfuerzo por conseguir el Reino viviendo en comunidad y en claro contraste con la cultura dominante con un fin transformador de la sociedad y el mundo.

Sus tres proyectos principales y los surgidos después responden a una fina y atenta sensibilidad hacia la Palabra de Dios que la tomó como objetivo fundamental, que nació de una lectura profunda de la realidad y que le llevó a una acción original sobre la misma, que hoy es medido desde el amor afectivo y efectivo a toda la humanidad.



Al final, todos los asistentes compartimos un pequeño ágape en los jardines de la parroquia.





Vísperas de San Vicente (Familia Vicenciana)


El sábado 26, la Familia Vicenciana de Ávila, nos reunimos en la Parroquia de la Milagrosa para orar en Vísperas de San Vicente por el don del espíritu compartido del carisma del santo de la caridad. Muy pocos como él alcanzaron a expresa la lógica del don tan alaba por Benedicto XVI en la Caritas in veritate. Esta lógica de la gratuidad está en nuestro día a día más presente de lo que pensamos. Puede que vivamos en un tiempo materialista, individualista y de mercado, pero la resiliencia, esa capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas, demostrada en muchas familias que han resistido y resisten en la crisis, hace que lo gratuito, lo que practico Vicente, siga siendo un medio para construir Reino.



sábado, 26 de septiembre de 2015

Fiesta de San Vicente de Paúl


Cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños conmigo lo hicisteis
(Mateo 25)

Un experto asesor de empresas en Gestión del Tiempo quiso sorprender a los asistentes a su conferencia. Sacó de debajo del escritorio un frasco grande de boca ancha. Lo colocó sobre la mesa, junto a una bandeja con piedras del tamaño de un puño y preguntó:
‐ ¿Cuantas piedras piensan que caben en el frasco? 
Después de que los asistentes hicieran sus conjeturas, empezó a meter piedras hasta que llenó el frasco.
Luego preguntó:
‐ ¿Está lleno?
Todo el mundo lo miró y asintió. Entonces sacó de debajo de la mesa un cubo con gravilla.
Metió parte de la gravilla en el frasco y lo agitó. Las piedrecillas penetraron por los espacios que dejaban las piedras grandes.
El experto sonrió con ironía y repitió:
‐ ¿Está lleno?
Esta vez los oyentes dudaron:
‐ Tal vez no.
‐ ¡Bien!
Y puso en la mesa un cubo con arena que comenzó a volcar en el frasco. La arena se filtraba en los pequeños recovecos que dejaban las piedras y la grava.
‐ ¿Está bien lleno? preguntó de nuevo.
‐ ¡No!, exclamaron los asistentes.
Bien, dijo, y cogió una jarra de agua de un litro que comenzó a verter en el frasco. El frasco aún no rebosaba.
‐ Bueno, ¿qué hemos demostrado?, preguntó.
Un alumno respondió:
‐ Que no importa lo llena que esté tu agenda, si lo intentas, siempre puedes hacer que quepan más cosas.
‐ ¡No!, concluyó el experto: lo que esta lección nos enseña es que si no colocas las piedras grandes primero, nunca podrás colocarlas después.

Pues San Vicente de Paúl colocó, y bien colocadas, sus piedras. A mi permitidme que me atreva a decir que son cinco. No sé si os suena el número 5 en San Vicente, pero lo usó varias veces al hablarles a los misioneros de las virtudes que debían practicar (espiritualidad de la sencillez, hoy diríamos de bolsillo, o para andar por la calle y en casa, pero solo es su pequeño método, un adelantado en pedagogía del enseñar y del vivir). Él les decía que todo misionero tiene que tener estas cinco virtudes como David tuvo cinco piedras en su zurrón para vencer las dificultades de la misión (nuestros Goliats). Pero no voy a hablar de las virtudes del misionero, sino de los pilares de la persona, del Señor Vicente. Las tres primeras que colocó hacen referencia a su experiencia de Jesús. Las otras dos a su experiencia de los pobres.
1. Jesús, tú eres adorador del Padre: Con esta expresión descubre san Vicente el primer rasgo de la fisonomía del Cristo vicenciano: Jesús se encarna en la historia por voluntad del Padre y con la fuerza del Espíritu cumple la misión para la que fue enviado. Esto convierte a Jesús en adorador perfecto.
Nada del plan de salvación de Dios sobre los hombres tendría sentido sin el amor y este lo pone Jesús ¡Que no hacía nada sino por el amor que tenía a Dios Padre! (SVP IX, 38). Ser adorador del Padre significa para san Vicente que Jesús fue un fiel cumplidor de la voluntad de Dios (Cf. SVP IX, 468; XI, 79; IX, 168, 492, 734).
2. Jesús, tú eres uno de nosotros y servidor de los hombres: Para san Vicente el segundo rasgo de Jesús es su anonadamiento, su decisión de hacerse uno de tantos, a pesar de su condición divina: El Salvador se encarna por amor al Padre y a los hombres (SVP XI, 411).
El hecho de la encarnación introduce al Hijo en nuestra propia vida, en todo igual a nosotros menos en el pecado. Pero en Jesús, el ser hombre lo lleva hasta los límites de la integridad. Él es el hombre libre e íntegro, el hombre total (SVP XI, 129).
Lo original en la experiencia de Dios de san Vicente se encuentra en la realización de la voluntad de Dios, que por parte de Jesús se identifica con la evangelización de los pobres. Para Vicente, hombre profundamente evangélico, Cristo, en su misión de evangelizador de los Pobres, cristaliza el sentido de su pertenencia y entrega al Padre, de su amor compasivo y tierno a los hombres. 
3. La identificación de Cristo con los pobres (IX, 750; X, 594; 628; XI, 240; 725): ¡Que imagen que tan enorme! Es la originalidad de un descubrimiento impensable en el siglo XVII: Los pobres tienen el honor de representar a los miembros de Jesucristo, que considera los servicios que se les hacen como hechos a él mismo (SVP IX, 64).
De Dios tenemos un testimonio y una imagen en Jesús; y de él tenemos también su imagen, pues está presente, como si de un sacramento se tratase, en los desposeídos, en los necesitados, en los pobres.
Al servir a los pobres se sirve a Jesucristo... servimos a Cristo en la persona de los pobres. Y esto es tan verdad como que estamos aquí. Un vicenciano irá diez veces cada día a ver a los enfermos, y diez veces cada día encontrará en ellos a Dios... (SVP IX, 240)
4. La experiencia de que los que mejor ayudan a los pobres son los que se hacen pobres al imitar a Cristo (XI, 129; 385): Desde la realidad de la falta de atención que tienen los pobres reúne a mujeres y hombres cristianos, allá por donde va, creado cofradías de la caridad con el doble fin de ayudar al cuerpo y al alma de los que caen presos de la necesidad y no tienen a nadie que los asista. 
Luego buscó sensibilizar a los ricos y creó las Damas de la Caridad. Pero no quedó conforme, no todo era cuestión de dar dinero. Por eso, con las criadas de éstas fundó las Hijas de la Caridad. La intención era ir más lejos que el sólo dar. Así, surgieron los misioneros, para evangelizar a los pobres.
Es todo un cambio revolucionario de roles en lo caritativo, que ha perdido fuerza con el misticismo simplista de una espiritualidad de la heroicidad. Era todo un cambio profético, un adelanto del Reino. Todos los que se unieron a su intuición daba más que comida solidaridad
5. Pasar del amor afectivo al amor efectivo (XI, 273; 733); del sentimiento a la acción. Es lo que los estudiosos han definido como la espiritualidad de la acción. Aunque no era original de san Vicente, y mucho tuvo que ver san Francisco de Sales, las expresiones parecen ser suyas.
Hunde sus raíces en la tradición, en San Agustín: "¿Cuáles son las dos alas de la caridad? El amor a Dios y el amor al prójimo". De una manera afectiva, vertical, se ama al pobre por amor de Dios, pero de una manera afectiva, horizontal, se hacen obras por el prójimo.

La meta es la felicidad, el camino...


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,43b-45):

En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: «Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres.»​

Señor Jesús,
tú para nosotros eres el hermano cariñoso,
el amigo oportuno,
el vecino siempre dispuesto a la ayuda 
y ese familiar siempre preocupado de que todo vaya bien 
y de que no falte nada el día de la fiesta.

Señor Jesús,
tú para nosotros eres el prójimo cercano que a veces ni conocemos,
pero que está ahí esperando de nosotros una mirada,
un gesto, una palabra… una vida dispuesta a echar una mano, 
pero también eres el prójimo lejano,
aquel que nos muestran los reportajes y las campañas,
aquel que nos exige a cada uno, en conciencia,
levantarnos, luchar, defender
y comprometernos con la justicia global de los últimos.

Señor Jesús,
tú eres para nosotros el principio y el fin,
el motivo, la razón, la fuente, el sentido,
la posibilidad, la dignidad, el compromiso, la liberación;
nuestra causa, nuestra profecía,
nuestra vida y nuestra resurrección.
Tú eres el Señor de la historia,
el Señor de mi historia,
el Señor de nuestra vida.

Así sea
Oscar Alonso

viernes, 25 de septiembre de 2015

San Vicente de Paúl (Celebraciones 27 septiembre 2015)


El Superior General de los Vicencianos nos escribre en esta fiesta tan señalada para todos nosotros:

En esta fiesta de San Vicente de Paúl me uno a ustedes para dar gracias a Dios por la bendición de servir al querido Pueblo de Dios, sobre todo a esos hombres y mujeres excluidos de su participación en la sociedad; esas gentes que viven en las periferias, nuestros amos y maestros. Estamos llamados a servir a esos hombres y mujeres y a encontrar a Cristo en ellos. Nos exhortan constantemente no sólo a prestarles nuestras voces en sus causas, sino también a escucharlos y hablar por ellos. Con suerte, como consecuencia de nuestra identificación con ellos, nos invitan a ser sus amigos. (cf. Papa Francisco, Evangelii Gaudium, # 198)

Al responder a esta llamada para participar en el proceso de la Nueva Evangelización, nosotros, como Vicencianos, tenemos una aportación excepcional que ofrecer. Primero, durante este año de colaboración, se nos presenta una oportunidad para fortalecer los vínculos de cooperación y solidaridad entre las casi trescientas ramas de la Familia Vicenciana. En aquellos lugares, donde estos vínculos pueden ser débiles o inexistentes, estamos retados a explorar caminos y medios para establecer tales vínculos. Dicha colaboración es esencial si vamos a seguir testimoniando que todos somos un Pueblo de Dios, una Familia Vicenciana.  

Vicente de Paúl habló con frecuencia sobre un proceso afectivo y efectivo de evangelización. Nuestro esfuerzo para hacer realidad una colaboración mayor entre nosotros es el mejor medio de asegurar que llegamos a muchos más miembros olvidados de la sociedad. 

Lo que es más, creo que tenemos otra aportación importante que ofrecer a la Iglesia a medida que nos comprometemos con la Nueva Evangelización. En años recientes, hemos visto unirse distintas ramas de la Familia Vicenciana para cambiar estructuras injustas y opresivas, que impiden a las personas vivir de una forma digna. Nuestra implicación en este proceso colaborador de cambio sistémico nos capacita para ser discípulos-misioneros Vicencianos. 

Sigamos trabajando juntos en procesos creativos de colaboración de cambio sistémico, recordando que la última palabra pertenece al libro del Apocalipsis: Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de ser, y el mar ya no existía más (Apoc. 21, 1)… y que Dios nos bendiga hoy, y todos los días de nuestra vida

En la parroquia, toda la Familia Vicenciana de Ávila, tendremos dos acontecimientos especiales para celebrar a Vicente de Paúl:
  • El sábado 26, a las 19:30, en la capilla de la parroquia, tendremos vísperas antes de al eucaristía de vespertina del día del Señor.
  • El domingo, 28, a las 12:30, celebraremos la eucaristía en acción de gracias por la bendición de ser herederos de un carisma imperecedero. Después tendremos un rato para compartir en los patios de la parroquia.

jueves, 24 de septiembre de 2015

Cristo, patrimonio de la humanidad (26º Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B)




Que quien no está contra nosotros está a favor nuestro
Marcos 9, 38-48

El Reino no se excluye a nadie. Todo el que busca el bien del hombre, está a favor del Reino, que predica Jesús. Solo queda fuera el egoísta que rechaza al hombre. La posesión diabólica era el paradigma de toda opresión. Expulsar demonios era el paradigma de toda liberación. En contra de todos los movimientos religiosos de su época, Jesús anuncia un Dios que es amor y que no excluye a nadie, ni siquiera a los pecadores. ¿Por qué nos cuesta tanto entender esto tan sencillo?

La pretensión de exclusividad, ha hecho polvo las mejores iniciativas religiosas de todos los tiempos. Considerar absoluta cualquier idea de Dios como si fuera definiti­va, es la mejor manera de entrar en el integrismo, fanatismo e intransigen­cia. Monopolizar a Dios, es negarlo. Poner límites a su amor es ridiculizarlo. Nuestra religión ha ido más lejos que ninguna otra en esa pretensión de verdades absolutas. Recordad: “fuera de la Iglesia no hay salvación”. Fuera de la Iglesia hay salvación, y a veces, más que dentro de ella.

En un ocasión en que no los recibieron en Samaría, Santiago y Juan dicen a Jesús: ¿Quieres que mandemos bajar fuego del cielo para que les destruya. Jesús les reprendió, pero algunas traducciones añaden: no sabéis de qué espíritu sois. Seguimos sin enterarnos del espíritu de Jesús. Seguimos pretendiendo defender a Dios, sin darnos cuenta de que estamos defendiendo nuestros intereses más rastreros.No se trata simplemente de tolerar lo malo que hay en los otros. Se trata de apreciar todo lo que hay en los demás de bueno.

Entre el episodio de la primera lectura y el que nos narra el evangelio hay doce siglos de distancia, pero la actitud es idéntica. Desde que se escribió el evangelio hasta hoy, han pasado veinte siglos, y aún no nos hemos movido ni un milímetro. Seguimos esgrimiendo el “no es de los nuestros”. Todo aquel que se atreve a disentir, todo el que piense o actúe de modo diferente sigue excluido. Incluso arremetemos contra todo el que se atreve a pensar.

Tenemos que decirlo con toda claridad. Para los seres humanos ha sido mucho más nefasta la idolatría teísta que el ateísmo. Las mayores barbaridades de la historia se han cometido en nombre de dios. Es un ídolo el dios que hace diferencia entre buenos y malos. Es un ídolo el dios que depende de lo nosotros hagamos para estar de nuestra parte o en contra nuestra. Claro que ese dios nos tranquiliza, porque si él hace eso, está más que justificado que nosotros estemos a favor de los nuestros y en contra de los que no lo son.

El espíritu de Jesús va mucho más allá de lo que abarca el cristianismo oficial. Se ha acuñado una frase últimamente: “patrimonio de la humanidad”, que se podía aplicar a Jesús sin restricción alguna: Cristo no es de la Iglesia, es patrimonio de todos, porque el mensaje de convertíos y creed en la Buena Noticia va dirigido a toda la humanidad. En realidad, el mensaje de Jesús no se puede encerrar en ninguna iglesia o institución religiosa. Jesús intentó que todas las religiones, incluida la suya, descubriesen que el único objetivo de todas ellas es hacer seres cada vez más humanos. Cualquier religión que no tenga esa meta, es simplemente falsa.

Que en el evangelio de Mc, la causa de Jesús no coincida con la causa del grupo de los doce, es un toque de atención para los cristianos de todos los tiempos. Jesús no es monopolio de nadie. Todo el que está a favor del hombre está con él. Todo el que trabaja por la justicia, por la paz, por la libertad, es cristiano. Nada de lo que hace a los hombres más humanos debe ser ajeno a un seguidor de Jesús. Es inquietante que todas las grandes religiones monoteístas hayan sido y sigan siendo causa de las mayores divisiones y guerras.

Ha llegado el momento de cambiar los parámetros de pertenencia. Debemos olvidar si “tenemos papeles” de cristianos o de budistas o de mahometanos, y valorar si de verdad luchamos por el bien de todo ser humano. Los jóvenes de hoy van en esta dirección, por eso critican y se apartan de nuestra religión. No están de acuerdo con ese cristianismo formal que a nada nos obliga y que lo único que aporta son falsas seguridades. Por fortuna, todos pertenecemos a un mismo Dios, es decir, lo esencial de cada uno de nosotros es idéntico.



Juntos andemos, Señor. La Misión Diocesana mira hacia el futuro con esperanza


Como una gran familia. Así vivió la diócesis de Ávila la peregrinación del pasado 19 de septiembre, a la que habían sido convocadas todas las parroquias. ¿El motivo? Clausurar la Misión Diocesana que se ha venido desarrollando durante el V Centenario, con la mirada puesta en su continuación en el futuro. Pero también para ganar la Indulgencia Plenaria en este Año Jubilar Teresiano.

En ella participamos varios miembros de la Comunidad de la Parroquia de la Milagrosa. Llevamos el estandarte de la Asociación, pues nos pedían para la peregrinación alguna bandera o pendón identificativo.

La jornada comenzaba sobre las 11 de la mañana en los tres lugares teresianos por excelencia de la capital abulense: La Santa, La Encarnación y San José. Los grupos de fieles se habían repartido entre los tres lugares para compartir una mañana siguiendo las enseñanzas de Teresa de Jesús en los mismos lugares que ella habitó. Tras una oración inicial, en la que se presentaron al Señor los frutos de la Misión, se dio paso a un breve vídeo que recogía en imágenes lo más significativo de este año en nuestras parroquias. Acto seguido, en cada uno de estos tres lugares se impartió una catequesis teresiana, donde se invitó a los asistentes a no ver la Misión como algo terminado, sino a continuarla en los años posteriores para seguir la senda de la Nueva Evangelización, anunciada por los últimos Papas. Por eso, los ponentes insistieron mucho en la idea de que misioneros somos todos los bautizados, y por ello hemos de ser "Iglesia en salida" hacia los demás. Como apuntó la Santa, no debemos quedarnos "en poca cosa", sino emprender nuestras particulares "reformas", siguiendo las líneas de la oración, la austeridad, la fraternidad y la alegría de vivir en la fe. "Estamos llamados a ser anuncio del Evangelio. - decía Cecilio Jiménez en La Encarnación - La Evangelización se hace también desde la caridad, a través de nuestras manos, nuestro testimonio, que nos traerá también sufrimiento y dolor"; por ello, invitó a los fieles a perseverar en amistad con Cristo, y a entregarnos confiadamente en sus manos, preguntándonos cada uno, como Teresa, "Vuestro soy, para vos nací. ¿Qué mandáis hacer de mí?".

Terminada la catequesis, los fieles partieron en peregrinación a pie hacia la Catedral, templo madre de la Iglesia de Ávila. En cabeza, los voluntarios, quienes portaban estandartes con la imagen de la Santa. Y tras ellos, los fieles de las parroquias abulenses, con estandartes, pendones, banderas y pancartas, haciendo partícipes a la ciudad de Ávila de su presencia y su testimonio vivo.

Ya en el templo catedralicio, nuestro Obispo Don Jesús ofició la Misa Jubilar, que además coincidía con el 17º aniversario de su ordenación episcopal. Durante la homilía, Mons. García Burillo espoleó a los fieles, instándoles a continuar el camino emprendido por la Misión como una verdadera renovación espiritual y una renovación de las formas de evangelización tradicionales:  "La tentación para una Diócesis tan antigua como la nuestra es la de quedarnos cómodamente instalados en «lo de siempre», vivir centrados en nuestros problemas internos sin salir al encuentro de quienes no comparten la fe. La programación de nuestras actividades suelen estar orientadas a que los no creyentes vengan a escucharnos. Esto, ciertamente, no es poco (...) Pero no es suficiente. No se trata de que ellos vengan, sino de que nosotros salgamos a su encuentro. Hay que ir donde está la gente. Y si, para conseguirlo, tenemos que modificar costumbres, tradiciones, horarios, distribución del clero, itinerarios catequéticos, procesos educativos en los colegios o formas de atención en los hospitales, habremos de hacerlo. En esto consiste la «renovación de las estructuras»". Asimismo, agradeció a todos los diocesanos el esfuerzo realizado durante este año de Misión, y anunció que, para continuar con el trabajo empezado, la diócesis dará continuidad a la Comisión Pastoral del V Centenario, reconvirtiéndola en una Comisión para la Nueva Evangelización (dependiente de la Vicaría de Pastoral). 

Tras recibir la Bendición Apostólica, y con un cariñoso aplauso de los más de 800 participantes de la Eucaristía al Obispo por su aniversario, la jornada continuó con una comida fraterna en los patios del Colegio Diocesano, donde se compartieron momentos festivos y se vivieron imágenes de verdadera comunión entre las parroquias en un tiempo dedicado también a la música y el baile. Concluía así un sábado muy especial para toda la diócesis, que mira esperanzada al futuro con la fuerza que le dan las enseñanzas de "su" Santa Teresa, reconvirtiendo el lema de la Misión ("Ya es tiempo de caminar") en el propuesto para el camino hacia la Nueva Evangelización: "Juntos andemos, Señor".















sábado, 19 de septiembre de 2015

Perder miedo a ser único (25 Domingo TO-B)


Se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: El que quiera ser el primero, que se haga el último y el servidor de todos (Mc 9, 30-37)

Exactamente el mismo mensaje del domingo pasado. Y lo encontraremos una vez más en el episodio de la madre de los Zebedeos, pidiendo a Jesús los primeros puestos para sus hijos. No nos pide Jesús que no pretendamos ser más, al contrario, nos anima a ser el primero, pero por un camino muy distinto al que nosotros nos apuntamos. Debemos aspirar a ser todos, no sólo “primeros”, sino “únicos”. En esa posibilidad estriba la grandeza del ser humano. Pero esa grandeza está en nuestro verdadero ser, no en añadidos que nos distingan de los demás.

Dios no quiere que renunciemos a nada. A veces los cristianos hemos dado a los de fuera la impresión de que para ser Él grande, Dios nos quería empequeñecidos. Jesús dice: ¿Quieres ser el primero? Muy bien. ¡Ojalá todos estuvieran en esa dinámica! Pero no lo conseguirás machacando a los demás, sino poniéndote a su servicio. Cuanto más sirvas, más señor serás. Cuanto menos domines, mayor humanidad. La sabiduría me hará ver que el bien espiritual (el mío y el del otro) está por encima del material. Si me pongo en esta perspectiva nunca haré daño al otro buscando un interés egoísta a costa de los demás.


En la vida "necesitamos" seguridades, nos da miedo encontrarnos a la intemperie y no tener todo claro y controlado; por eso nuestras dificultades para acoger y estar con los desvalidos.

sábado, 12 de septiembre de 2015

¿Las bodas son como la vida o la vida como las bodas?


He estado en un boda de unos amigos queridos y eligieron como Palabra que iluminara su celebración el cántico al amor de Pablo y las bodas de Caná. Como siempre, los relatos bíblicos tiene una identidad narrativa, es decir, una capacidad para conectar con los lectores-oyentes para decirles algo en su tiempo, con la cualidad asombrosa de, aun estando escritos muchos siglos atrás, siempre tienen algo oportuno que decir en el momento presente. Eso me ha pasado a mí el sábado pasado y lo comparto en este blog parroquial.

Siempre me ha llamado la atención en las películas la tópica frase del sabio de turno que dictamina sobre las personas… en esta vida hay dos tipos de personas: que somos huevones o leones (esta no es tan sabia), la última que he escucha es “mi padre me decía que en esta vida o eres clavo o eres martillo, yo he escogido ser martillo” (jaja) Tenéis alguna de esas frases que os toméis en serio… (Podéis decir eso de que yo tengo un amigo o una amiga que…) … Todo esto viene a cuento porque he pensado mucho en lo que pasa en las bodas; aquí también se puede decir que hay dos tipos de personas, dos que se pueden trasponer a la manera de estar presente en la historia: los que se involucran y los que no.

En una boda pueden pasar muchas cosas (humanas, divinas); una boda puede ser muchas cosas (el final de un proceso o de una etapa, la celebración del compromiso del amor, el lugar donde empieza algo nuevo); en una boda todos tienen algo que hacer y algo que sentir (cada uno tiene un rol: la novia y el novio, los padrinos, los hermanos, los familiares, los amigos, hasta el cura, pero también los que van a estar atentos para que el convite salga perfecto); una boda es la escenificación de la misma vida, donde lo que importa no es lo que sucede, sino como se posiciona uno ante lo que sucede, más aún como se trabaja uno, con los demás lo que debe de suceder para cumplir sus sueños y los sueños de todos con los que convive, los que conoce y quiere, los que siente lejos y ni conoce…

Por todo esto, celebrar una boda es algo muy, pero que muy, importante. No solo venimos a ver, reír, llorar, orar, comer, bailar… estamos aquí para celebrar la nueva vida, la que ya ha empezado, pero que hoy arranca significativamente para nuestros amigos.

Pues bien, en el evangelio me ha llamado mucho la atención que, la boda en la que participan María y su hijo, se ejemplariza, en la figura de la madre de Jesús (como dice Juan) dos actitudes de ella que deberíamos trabajar todos para hacernos la vida mejor, los unos a los otros, sobre todo cuando vamos a estar juntos toda la vida, ¿no? Pareja.

Ver el conjunto: en una boda de aquella época todas las personas tenían alguna cosa que hacer: unas en la cocina, otras en el servicio, otras con los instrumentos musicales… como hoy nosotros. Sin embargo, solo María ve el conjunto, tiene la facultad de abarcar toda la escena, está pendiente de lo que sucede. Esta es la forma de mirar de María, su mirar en profundidad. 

Observa, pero sobre todo expresa algo que parece insignificante: “No tienen vino”. Es probable que otros y otras lo hubieran observado pero, como si estuvieran soñando, ven que algo comienza a escasear y, no sabiendo qué hacer, prefieren seguir como si no hubieran visto nada. 

Esta es una labor propia de nuestro ser cristiano: cuidar la fraternidad. Cuidar esta visión de conjunto pero sin desatender lo que a cada una o a cada uno incumba, de tal manera, que lleguemos a percibir, con compasión, los momentos difíciles o delicados, podamos ponerles nombre, colocarlos sobre la mesa y se puedan ofrecer soluciones. 

Identificarse con la situación, aunque parezca que no es esencial, que no nos vaya la vida en ello: Ella, tras haber detectado lo que faltaba, podría haberse quedado tranquila. Pero se identificó tanto con la situación que le puso voz. María lo acoge porque se ha comprometido con la situación como si fuera suya: “No tienen vino” quiere decir no tenemos vino, ahora qué hacemos… no les falta a los novios, nos falta a todos. 

En el fondo, el hecho de que en un banquete falte vino no es tan importante. La gente podría haberse marchado tan satisfecha. La falta que nota María, por tanto, no es esencial, no es cuestión de vida o muerte: es falta de bien-estar por dentro, es ese no sé qué de alegría, de entusiasmo, de pasión, de ilusión… que hace que todo esté en su punto y que nos sintamos satisfechos. Por el contrario, la falta de “ese no sé qué” hace que las cosas no marchen a su ritmo y el cansancio aparezca. No falta lo esencial, se puede vivir, rezar, trabajar…Y, con todo, puede faltar “ese no sé qué”.

Estas dos actitudes son esenciales para construir relación, familia, grupos, asociación, pueblos, sociedad, mundo… Esta vida nuestra, complicada pero preciosa, está para que seamos felices. Hacernos felices no es tarea de una vida, es algo que hacemos cada segundo o podemos encontrarnos, cuando menos lo esperemos, que dejamos de hacerlo durante unos días o unos años y de repente ni soy feliz ni hago feliz… por eso una pregunta que tenemos que hacernos hoy todos es … los que más vosotros dos que estáis en un punto alto de vuestra vida conjunta … ¿estoy siendo la mejor versión que puedo ser de mi mismo?

viernes, 11 de septiembre de 2015

Entrevista y reportaje de la celebración ecuménica en Friburgo

Documental sobre la celebración ecuménica en el congreso sobre el Bien Común


El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, primado de la Iglesia de Inglaterra, estaba visitando Friburgo para un simposio sobre el bien común. El Canal Alpha tuvieron la oportunidad de conocerlo junto Obispo Charles Morerod de Friburgo y hablar de la unidad de los cristianos y del drama de la crisis humanitaria en Europa. Los dos coincidieron en afirmar que deberíamos dejar de llamarles refugiados para referirnos a ellos como personas, con idéntica dignidad y derechos como todo ser humano.

Respecto a la realidad de las relaciones ecuménicas, ambos afirman que hay muchas más cosas que nos unen que las que nos separan.

En el documental, también, hacen un resumen de la ponencia final a cargo del arzobispo Justin Welby. Hacer notar solamente las palabras finales de su discurso, persuasivas y alentadoras: La gracia y el perdón abren el camino hacia el Bien Común. Pero necesitan una cruz que compartimos con Cristo. Nuestra única alternativa consiste en un cruce vital y esencial, porque de cualquier forma hay una cruz, una que conduce a la vida y otra a la muerte.