Parroquia La Milagrosa (Ávila)

domingo, 5 de abril de 2015

Triunfo del amor y de la vida (Lunes de la octava de Pascua)


Id a comunicar a mis hermanos que me verán en Galilea
(Mateo 28, 8-15)

El Viernes Santo subieron hasta el Calvario no unas pocas mujeres, sino, como dice textualmente san Mateo, muchas mujeres, de las que solamente nombra a cuatro. Ellas fueron fieles a su Maestro hasta el último momento. Sin duda, no pudieron comprender lo que estaba sucediendo. Pero para ellas una cosa estaba clara: Jesús era la persona única entre todas las que habían conocido, Jesús era la persona enviada por Dios, y, por tanto, no podían abandonarlo en el trance supremo.

Por eso, no tiene nada de extraño que Jesús les dirija a ellas su primer saludo lleno de alegría y su anuncio del triunfo del amor y de la vida, un triunfo que quiere compartir con todos nosotros. Tampoco tiene nada de extraño que sea a ellas a quienes confíe la misión de anunciar su resurrección a los mismos apóstoles. Id a comunicar a mis hermanos que me verán en Galilea. Anunciar la Buena Noticia es la misión principal de la Iglesia. Y, dentro de la Iglesia, los que mejor la pueden llevar a cabo son quienes permanecen fieles a la persona del Salvador, muerto y resucitado. 

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