Parroquia La Milagrosa (Ávila)

domingo, 15 de febrero de 2015

Sed

A las puertas de la cuaresma
¿Quién no ha sentido sed alguna vez en su vida? Me refiero a una sed extrema, de esas situaciones en las que parece que vamos a caer rendidos por falta de agua. 

Los biólogos afirman que la sensación de sed afecta mucho más a la persona que la sensación de hambre, que el requerimiento de líquidos es más urgente que el de sólidos. 

Todos hemos tenido sed en algún momento, al menos en distintos grados, y todos hemos experimentado esa angustia de desear algo líquido y no conseguirlo cerca. Sin embargo, hay algo peor que esa sensación. Hoy en nuestra sociedad existe una sed que es más angustiante que la del agua: es la sed de felicidad, de sentido de la vida, de trascendencia, de valores, de Dios. 

Cada vez son más las personas que buscan la felicidad sin encontrarla y lo más trágico de esto es que no se están dando las condiciones para poder apagar esa sed, porque caminamos hacia el sinsentido alejándonos, cada vez más, de los valores radicalmente humanos, lo que vienen a coincidir con los valores del Reino: compasión, misericordia, prestar ayuda, austeridad...

Felizmente, dentro de esta realidad podemos encontrar una fuente que tiene aquello que puede apagar la sed de sentido y felicidad del ser humano, una fuente que tiene la ventaja de ser inagotable, que no necesita de recibos para repartir su contenido, que no necesita de cañerías para llegar a todo el mundo.

Sobre sed y búsqueda de esa fuente trata la Cuaresma, un camino que conduce a la Pascua y que comienza el Miércoles de Ceniza.

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