Parroquia La Milagrosa (Ávila)

martes, 24 de febrero de 2015

Resistencias (Miércoles de la 1ª Semana)


Los habitantes de Nínive se arrepintieron de su mala conducta
(Lucas 11, 29-32)

Algunos, o tal vez muchos, de los que escuchaban a Jesús reclamaban un milagro portentoso que acreditase su predicación. En la parábola del rico que banqueteaba cada día y del pobre Lázaro, Jesús les responderá que quien no se convierta al escuchar la predicación de los profetas tampoco lo va a hacer aunque vea resucitar a un muerto. El gran signo, el mayor de los milagros que Dios ha puesto ante nuestros ojos, es la persona misma de Jesús y su predicación. Jesús supera no sólo a todos los profetas y sabios de Israel, incluido el mismo rey Salomón, sino a cualquier otra persona de nuestros tiempos y de toda la historia de la humanidad. Al que no le sirva este signo, poco o nada le va a servir cualquier otro.

Por eso, Jesús insiste de nuevo en la misma idea al poner como modelo a sus oyentes judíos la conversión de los paganos de la ciudad mesopotámica de Nínive y la de la reina pagana de Sabá. Nosotros también andamos a veces buscando la gran prueba que nos obligue a creer. Pues bien, ya la tenemos: la gran prueba es Jesús mismo, aunque no quiere forzar nuestra libertad. 

Lo que nos falta es procurar conocer mejor a Jesús y escucharlo cada día con todos los sentidos; sólo así podremos vencer las resistencias que nosotros mismos levantamos ante los cambios, especialmente los que nos exigen transformación y salir de nuestra zona de confort, esos que nos hacen sentirnos, a veces, tan incómodos. Jesús nos propone un cambio de vida, no hacer unos cambios en la vida, si queremos resucitar con él.

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