Parroquia La Milagrosa (Ávila)

miércoles, 20 de enero de 2016

Siempre y hoy la semilla de la Buena Nueva no se pierde y fructifica si... (Domingo 3º TO)



Y ahora sé… que el espíritu de Dios es hermano del mío
y que todos los hombres nacidos son también hermanos
(Walt Whitmann)

Lc 1, 1-4; 4, 14-21
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para que dé la Buena Noticia a los pobres; me ha enviado a anunciar la libertad a los cautivos, y la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos

La Buena Noticia corre y corre: de Lucas a Timoteo, de los testigos oculares a las primeras comunidades, de Isaías a Jesús y de éste a los judíos de la sinagoga. Y, en la actualidad, en nuestro hoy a cada uno de nosotros.

Cuando la Palabra de Dios es pronunciada por Jesús, aunque ya sea conocida, cobra un relieve especial. Y eso que por ahora nada hace prever tal autoridad en él. A pesar de que Jesús ya contaba de cierta fama en Galilea, sabe que cuando vuelva entre los suyos no será entendido.

Jesús viene para el solitario, el cautivo, el leproso, la viuda, el ciego… Y, sin embargo, se manifiesta en la sinagoga, lugar de reunión. Se levanta, lee y, como los demás judíos, se sienta, pero las cosas que dice son increíbles: El Espíritu del Señor está sobre mí… Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír. Y también las que omite, pues corta la última parte del párrafo de la cita, que dice: ... y un día de venganza para nuestro Dios; él sabía que estaba expresamente prohibido añadir o quitar un ápice del texto, pero quería dejar bien claro el enfoque del punto de vista de Dios Padre, Hijo y Espíritu. 

Sus palabras y sus acciones son coherentes entre sí y con todo el mensaje del Antiguo Testamento. Para su auditorio está todo muy claro: El Espíritu Santo se halla presente… 

En nuestro HOY, a veces, encontramos a gente que se compromete con los pobres hasta las últimas consecuencias y en actitud de humilde servicio. En estos casos sus palabras están revestidas de un halo de serenidad, de lógica y de unidad que molesta a los que las escuchan. Inquietos y molestos, tapamos las orejas e ignoramos o buscamos pillarlo en algún “renuncio”. Otras veces escuchamos atentamente y seguimos los pasos del que va por delante.

El Espíritu del Señor puede estar sobres nosotros si, a través nuestro, son liberados los pobres, los cautivos o los oprimidos de nuestro tiempo, tanto en las realidades de la vida material como en las aspiraciones internas de todo hombre.

¡Entonces la Buena Nueva no se pierde y fructifica!




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