Parroquia La Milagrosa (Ávila)

viernes, 8 de enero de 2016

Él nos mira y ve en nosotros a sus hermanos y hermanas necesitados (8E Navidad)


Marcos 6, 34-44
Andaban como ovejas sin pastor

Los exegetas advierten que todo este relato de la multiplicación de los panes está lleno de alusiones a los libros del Antiguo Testamento en los que se habla de las intervenciones de Dios a favor de su pueblo, que caminaba por el desierto dirigido por Moisés. San Marcos nos transmite como enseñanza principal que este episodio es una gran manifestación (epifanía) de Jesús como el Mesías y Liberador de los últimos tiempos. 

La multiplicación de los panes tiene lugar en despoblado, en un lugar que recuerda el desierto, donde se carece de todo recurso y es fácil perderse, como ovejas sin pastor. Jesús reúne a numerosas ovejas olvidadas por sus pastores y descarriadas (cinco mil) y las conduce a pastos tranquilos, las alimenta con su palabra, que abre nuevos horizontes. Jesús empezó a enseñarles muchas cosas. La Ley mosaica ya está alcanzando su plenitud. La enseñanza de Jesús dejará patente que Él posee la plenitud del Espíritu divino. 

Pero no se conforma con enseñarles. Ve su necesidad. Se da cuenta de que tienen hambre. Y se apresura a hacer todo lo posible para darles de comer. Son sus hermanos y hermanas. Para él es un gozo ver cómo se sientan todos en torno a la misma mesa y comparten el pan y lo poco o mucho que acompaña ese pan. El verbo clave es “compartir”. Porque ese “compartir” es el signo mayor de la fraternidad. Al compartir la comida hacemos realidad el sueño de Dios, su reino, que todos somos una única familia sin distinción de colores ni razas ni ideas ni creencias ni... porque todos los hermanos son diferentes pero todos son amados por el Padre sin distinción.

Al mismo tiempo, los gestos de Jesús anuncian el verdadero maná que el Señor entregará a sus discípulos en la Última Cena: mucho más que una comida, El mismo dándose en cuerpo y alma para la vida del mundo.

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