IDEO, 05/10/15.- Dicen, se oye, se comenta… que parece que algo está cambiando en educación, que hay escuelas que ya no trabajan con libros de texto, que trabajan por proyectos, que las niñas y niños son el centro y que el aprendizaje es significativo, ¿Será verdad?
Pues sí, sí, nada más real que esto es lo que está pasando en algunas escuelas y puedo hablar con conocimiento de causa, porque soy maestra en Escuela Ideo donde así se trabaja, donde la educación es una herramienta esencial para hacer futuro, donde las niñas y niños son parte de un proceso de preparación para la vida…
Quizás valga más un ejemplo que mil teorías para ver que quiere decir eso del aprendizaje significativo ¿será que pueden alcanzar objetivos curriculares disfrutando? No solo pueden alcanzar objetivos estipulados en el curriculum sino que se logran objetivos esenciales, esenciales para la vida, para crecer como persona.
El otro día salimos al huerto con los de mi clase (4 años tienen). Tenemos huerto, sí, es uno de los valores de Escuela Ideo. Y al volver de la actividad tome conciencia de la riqueza del método con el que trabajamos. Quizás dicho así, suene como que salir al huerto es algo vacío de contenido y sentido. Pues nada más alejado de eso. Aunque el mero hecho de salir al huerto, ya solo esa actividad en si misma, creo que aporta mucho por el hecho de estar en un espacio diferente al aula, en contacto con plantas, algunos insectos… Fue una actividad llena de contenido, sentido y en la que una vez más se puso de manifiesto como motivando a las niñas y los niños el aprendizaje es mucho más sencillo.
Antes de salir al huerto, escribimos en la pizarra la palabra HUERTO, en ella vimos letras conocidas, jugamos con alguna letra (el tan dramático dilema de la lectoescritura se convierte en un juego sencillito para salir al huerto). En el huerto nuestros sentidos se abrieron al fantástico mundo de las plantas y los bichos, tocamos la tierra, la sentimos, plantamos, olimos, vimos plantas, insectos, distinguimos colores, texturas, cantamos una canción y recogimos alguna zanahoria que quedaba plantada, las lavamos y las comimos… todo de la mano de nuestro amigo Pablo, quien se encarga del huerto (¡ah sí! , es que también creemos que educar es más productivo si, como dice un proverbio africano, lo hace la tribu). En una “sencilla” actividad se trabajaron todas las competencias y las niñas y niños desarrollaron todas las inteligencias en mayor o menor medida.
Y sí , es por eso que estoy tan orgullosa de trabajar en un colegio así, es por eso que apuesto por una educación diferente, porque la actividad del huerto (en la que las niñas y niños disfrutaron muchísimo) es solo un ejemplo de como se puede aprender disfrutando, como se puede crecer amando lo que haces.
Educar para la vida es una labor costosa, que requiere de mucho esfuerzo por parte de las/os docentes, pero también es verdad, que queriendo y poniéndole ganas educar es un regalo. Y sino venid a Ideo.
A mis compis de Ideo y en especial a Pablito.
Carmen Almansa
(Maestra de Infantil, Escuela Ideo),
en el Día Mundial del Docente.
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