Parroquia La Milagrosa (Ávila)

jueves, 31 de diciembre de 2015

María, madre, mujer. Mucho de lo de Dios lo aprendió Jesús de ella (1E Santa maría madre de Dios)




Me gusta esta reflexión de Ana Izquierdo y la comparto con vosotros:

Parece que estuviéramos lanzando una exclamación: ¡SantamaríamadredeDios!, y además así, todo seguido y sin parones. Después de celebrar Noche Vieja… seguro que a algunos la cabeza aún nos retumba... nos molesta un poco la luz y pedimos que nos hablen bajito… y sí. Nos sale invocar a algún santo o santa de nuestra devoción particular. Los ojos semicerrados y las manos masajeando las sienes. Sobre todo si hay niños alrededor, derrochando energía matutina y esperando el desayuno con urgencia. Es lo que tiene la combinación en convivencia de los distintos biorritmos humanos. Unos soñando con un café cargadito y muuuucho silencio, y otros con sus saltos mañaneros demandando más jarana. Algunas (quizás algunos también) ya arremangados recogiendo los restos de la fiesta nocturna, o enfrascados preparando la comida de Año Nuevo, más familia, más encuentros, o no. También habrá quien esté escuchando el concierto de la 2, con su Caballería Rusticana y el palmeo del público entusiasta… quién sabe. O viendo los saltos de esquí, o la reposición de los programas musicales de la velada anterior, hay para todos los gustos. Otros aún duermen. Seguro. Es posible que muchos estén en habitaciones de hospital, como pacientes, como acompañantes, como profesionales. O en otros lugares, residencias de ancianos, cárceles, de guardia en variados servicios, en la hostelería, de vacaciones o no. Fuera del hogar, o no. Esperando familiares o amigos, o no. Y otros quizás estén a solas, puede que en soledad, elegida o no. Sea cual sea la opción que viva cada uno, siempre hay espacio y tiempo para descubrir en ella los dones de Dios. Encontrar unos minutos para agradecer, para repensar que empieza un nuevo año, y que vendrá lleno de nuevas oportunidades para aprender a ser y a hacer feliz. Para vivir con confianza en la providencia de Dios.

Nosotros celebramos este día, además la onomástica de nuestra hija. SantamaríamadredeDios. Y en su caso, sí, como una exclamación y de corrido. Preparando su bautismo, cuando nuestro párroco nos pidió que eligiéramos que día preferíamos de las distintas opciones (la fiesta del 8 o del 12 de septiembre, la del 1 de enero, y alguna otra que he olvidado), recuerdo que su padre y yo nos miramos un segundo y estaba claro. SantamaríamadredeDios. Y ya les digo, seguidito y sin parones. La intensidad vital, ya manifiesta durante embarazo y primeros días de la vida de nuestra pequeña María… nos decidió, sin duda ninguna, por esa advocación. La gente que la conoce siempre se sonríe cuando nos lo ha oído contar entre amigos. Elegimos el nombre de María por muchos motivos, que les ahorro, pero les voy a compartir dos por los que aún María la madre de Jesús, es siempre referente para mí. Sin meterme, para nada, en disquisiciones mariológicas muy profundas. 

María, madre, mujer. Siempre al lado de su hijo, y dejando que su hijo viviera por sí mismo, su propia vida. Con la confianza puesta en una benevolencia y una providencia que superaba a ambos y que a ambos sostenía. Con capacidad para miles de preguntas, con muy pocas respuestas, y seguir caminando. Con una mirada centrada en el aquí y el ahora, pero no sólo. Con una esperanza labrada en hacer sin olvidar dejar hacer. Mucho de lo de Dios lo aprendió Jesús de ella. Necesariamente. Madre de un ser perfecto en el amor. Madre del Amor. Madredelamorhermoso. Exclamaba mi abuela. También sirve. 


Santa María Madre de Dios. 

Feliz Año Nuevo.

Y felicidades a todas las Marías, madres o no. Les propongo se autoregalen hoy escuchar el Ave María de Tomás Luis de Victoria. 


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