Parroquia La Milagrosa (Ávila)

viernes, 18 de diciembre de 2015

Dios alumbra la vida allí donde solo hay esterilidad (Sábado, III Adviento)


Jueces 13,2-7.24-25a
La mujer de Manóaj, que era estéril, dio a luz un hijo y le llamó Sansón. El niño creció y el Señor le bendijo.
Salmo: 70,3-6.16-17
Llena estaba mí boca de tu alabanza y de tu gloria, todo el día.
Lucas 1,5-25
Gabriel anuncia el nacimiento de Juan Bautista 

Zacarías y su hijo Juan son los que aseguran la continuidad entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Por cierto, no sin alguna falta de fe ante esta nueva intervención de Dios, como frecuentemente sucede, esta vez por parte del sacerdote Zacarías. Hay continuidad entre los dos Testamentos porque el anuncio a Zacarías se produce en el mismo Templo de Jerusalén, que en aquella época era el corazón mismo del judaísmo. 

Pero mejor aún que su padre Zacarías, será Juan el que lleve a cabo la conexión entre las dos Alianzas. Primero, porque es él el nuevo Elías, es decir, el Precursor. Y, sobre todo, porque para llevar a cabo esta misión se llenará de Espíritu Santo ya en el vientre materno. Si alguien merece el título de profeta, ése es Juan Bautista; porque, al estar lleno del Espíritu Santo, puede hablar en nombre de Dios para señalarentre los seres humanos al Hijo que Dios envía al mundo. Nosotros también hemos recibido el Espíritu Santo en nuestro bautismo y confirmación para esta misma misión de anunciar al Salvador del mundo. Lo recordaremos de una manera especial en la próxima Navidad. 

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