Parroquia La Milagrosa (Ávila)

domingo, 1 de noviembre de 2015

¿Qué opino de la muerte?



psiquiatra, HUESCA.

ECLESALIA, 30/10/15.- ¿La vida es una actividad del carbono en una mezcla de moléculas? ¿Vivimos un tiempo, como un espejismo y luego desaparecemos en el polvo?

Cada individuo vive su realidad en función de la información que tiene porque, además, las creencias que le han enseñado o implantado, han generado la realidad en la que vive.

Si tú crees que después de la muerte te pudrirás bajo tierra, esa es tu realidad. Pero si crees que la conciencia es infinita y que estás aquí de paso, vivirás de otra forma.

Si crees que una piedra es algo inerte y sólido, no vislumbrarás que la materia se compone de vacío y que, en realidad, es un sinfín de partículas girando alrededor unas de otras a billones de vueltas por segundo.

Cuando las ideas alcanzan la aceptación de una masa crítica de personas toman el carácter de “realidad”. Por ejemplo, hubo un tiempo en que la gente creía que la tierra era plana. A pesar de que los griegos decían que la tierra era redonda, hasta la edad media este pensamiento no alcanzó un consenso suficiente para hacerse “realidad”.

Actualmente, las posibilidades de abrirse a nuevas formas de pensar la realidad son tan múltiples y cambiantes que querámoslo, o no, ya sabemos que toda interpretación de la realidad es sólo un punto de vista.

Puesto que es nuestra conciencia la que da sentido al mundo, hasta tal punto que nuestra vida es lo que creemos, es muy importante observar nuestras creencias y cuestionarlas. Aún a costa de atravesar nuestros miedos, nuestras dudas y nuestros apegos a maneras infantiles de funcionar.

¿Qué opino de la muerte?

Los creyentes creen que Dios es una realidad de Amor y que hay un más allá. Los ateos creen en la materia y que todo se acaba al morir.

¿Y si comprendiéramos que los opuestos son uno y que las posiciones discordantes se reconcilian cuando se ven como los dos extremos del mismo proceso? ¿Qué nueva forma de ver el mundo surgiría? Por ejemplo: ¿nos daríamos cuenta de que el tiempo y el espacio son, sólo, las herramientas de nuestra mente humana?

Está claro que la vida y la muerte forman parte del mismo proceso. Un proceso de cambio y movimiento que sólo podemos captar a través de la representación temporal del mundo. La muerte es el fin de la historia de una persona porque se produce una ruptura en la continuidad de espacio y tiempo. Pero, a la vez, la muerte es el inicio de una vida en el más allá, puesto que lo material y lo inmaterial están siempre correlacionados.

La mayoría de los científicos no se pronunciarían sobre “la otra vida”, aunque sean creyentes, porque, de momento, no puede probarse nada. Así debe ser, puesto que todo, hoy día, debe ser explicado a la luz de la ciencia y de la razón. Sin embargo, todos aceptan ya que lo que percibimos como realidad exige la participación de la conciencia. Conclusión: No vemos el mundo tal como es, lo vemos tal como somos. Es el cerebro el que organiza y construye la realidad. Si tuviéramos otro cerebro veríamos otra realidad.

Creo que pasamos por aquí una vez, porque todos somos individuos únicos y cada cual va a vivir su propia vida y su propia muerte. Vivir es la gran oportunidad y, al morir, se cierra nuestra propia historia, que sólo puede escribirse desde un cuerpo físico que desaparecerá en un momento dado. No así la vida, de la que formamos parte, que seguirá existiendo y guardará memoria de cada uno de nosotros. Esa es mi creencia.

Hasta el último instante de nuestra vida podemos reescribir nuestra historia, no importa la edad ni la situación, no importan los fracasos ni los errores. Todo puede mirarse con ternura y misericordia. La vida es un itinerario hacia la Unidad. De nosotros depende (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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